En Los nadadores nocturnos, Peter Rock explora una de sus pasiones: nadar en aguas abiertas, que juega un papel preponderante en el desarrollo de su historia personal. Es su primera novela autobiográfica, en la que además aparece de fondo, su extraña relación con la señora Abel, una vecina con la que comparte momentos de nado y que un día, misteriosamente, desaparece en medio de la noche.

 

Nadar con otra persona —en aguas abiertas, de noche, una larga distancia sin detenerse— es como salir a caminar sin el peso, sin la presión de mantener una conversación, de tener que sacar afuera lo que está adentro. Imagina estar con alguien en una habitación en silencio, la tensión en el aire; el agua es más densa y no puedes hablar, no puedes dejar de moverte. Vas acompañándote en el esfuerzo, solo ves la silueta del brazo o de la cabeza del otro un segundo, cuando girás la cabeza para respirar, reconfirmando que no estás solo del todo.

Los nadadores nocturnos - Peter Rock

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En Los nadadores nocturnos, Peter Rock explora una de sus pasiones: nadar en aguas abiertas, que juega un papel preponderante en el desarrollo de su historia personal. Es su primera novela autobiográfica, en la que además aparece de fondo, su extraña relación con la señora Abel, una vecina con la que comparte momentos de nado y que un día, misteriosamente, desaparece en medio de la noche.

 

Nadar con otra persona —en aguas abiertas, de noche, una larga distancia sin detenerse— es como salir a caminar sin el peso, sin la presión de mantener una conversación, de tener que sacar afuera lo que está adentro. Imagina estar con alguien en una habitación en silencio, la tensión en el aire; el agua es más densa y no puedes hablar, no puedes dejar de moverte. Vas acompañándote en el esfuerzo, solo ves la silueta del brazo o de la cabeza del otro un segundo, cuando girás la cabeza para respirar, reconfirmando que no estás solo del todo.