La belleza del marido, de Anne Carson, cuenta una historia de principio a fin, basada en la experiencia, ocre y terrosa, burbujeante y fría, de la autora o de la narradora, suponemos, y medita sobre ella, situándola en el amplio espacio de la historia cultural, punteada por las descargas eléctricas de la poesía. La historia pudiera parecer breve, pero no lo es. Quizá, si fuese una novela convencional, lo fuese, pero las escenas de la relación apasionada entre la narradora esposa y el bello evocado marido, dispuestas en un orden poético y no narrativo, adquieren tal densidad, gracias a la elipsis y la metaforización, que el lector, cada lector, al hacer suya la experiencia, multiplica las posibilidades de evocación. Es una historia trágica y feliz a un tiempo, la vida es trágica porque siempre acaba mal, pero el recuento poético de lo vivido siempre es feliz. La vida es feliz si hay encantamiento, es lo que le sucede a la narradora que a los quince años, “desprotegida frente a la existencia”, una tarde en que el profe de latín explica la perifrástica pasiva vuelve la cabeza y descubre la belleza. Eso le enciende la vida, pero la belleza es tan deslumbrante como esquiva, tan seductora como desleal. El encuentro con la belleza termina en boda y lo que sigue es el inútil intento por fijar la belleza en tierra. La narradora, con Keats, está convencida de que la belleza es verdad, (“Beautyis truth, truth beauty, —that is all / Ye know on earth, and all ye need to know”. “La belleza es verdad y basta”), pues “La existencia depende de la belleza”. Keats es el geniecillo travieso y bailón que le sopla al oído el comienzo de cada tango. Un ensayo narrativo en 29 tangos, subtitula. Pero la belleza como la poesía no se pueden guardar en una urna para el disfrute personal, su persecución nos hace tan felices como infelices.

 

La belleza del marido - Anne Carson

$25.300
¡Es el último en Stock!
La belleza del marido - Anne Carson $25.300
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Grendelia Salcedo 3738 - Boedo, CABA - Horarios: miércoles a Viernes de 10:30 a 14:00 y de 16 a 19:00. Sábados de 10:30 a 19hs

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

La belleza del marido, de Anne Carson, cuenta una historia de principio a fin, basada en la experiencia, ocre y terrosa, burbujeante y fría, de la autora o de la narradora, suponemos, y medita sobre ella, situándola en el amplio espacio de la historia cultural, punteada por las descargas eléctricas de la poesía. La historia pudiera parecer breve, pero no lo es. Quizá, si fuese una novela convencional, lo fuese, pero las escenas de la relación apasionada entre la narradora esposa y el bello evocado marido, dispuestas en un orden poético y no narrativo, adquieren tal densidad, gracias a la elipsis y la metaforización, que el lector, cada lector, al hacer suya la experiencia, multiplica las posibilidades de evocación. Es una historia trágica y feliz a un tiempo, la vida es trágica porque siempre acaba mal, pero el recuento poético de lo vivido siempre es feliz. La vida es feliz si hay encantamiento, es lo que le sucede a la narradora que a los quince años, “desprotegida frente a la existencia”, una tarde en que el profe de latín explica la perifrástica pasiva vuelve la cabeza y descubre la belleza. Eso le enciende la vida, pero la belleza es tan deslumbrante como esquiva, tan seductora como desleal. El encuentro con la belleza termina en boda y lo que sigue es el inútil intento por fijar la belleza en tierra. La narradora, con Keats, está convencida de que la belleza es verdad, (“Beautyis truth, truth beauty, —that is all / Ye know on earth, and all ye need to know”. “La belleza es verdad y basta”), pues “La existencia depende de la belleza”. Keats es el geniecillo travieso y bailón que le sopla al oído el comienzo de cada tango. Un ensayo narrativo en 29 tangos, subtitula. Pero la belleza como la poesía no se pueden guardar en una urna para el disfrute personal, su persecución nos hace tan felices como infelices.