Robert Chapman, desde su experiencia como persona del espectro autista, ofrece una historia materialista de la neurodiversidad, que subraya la relación entre explotación y salud mental. Lo que denomina “el Imperio de la Normalidad” es el conjunto de imposiciones científicas, institucionales, culturales y legales que determinan una clasificación entre lo patológico y lo normal, según su relación con el mandato productivista. En la actualidad, el mundo se transformó en un lugar cada vez más hostil tanto para las personas neurodivergentes como neurotípicas debido a fenómenos como la intensificación de los estímulos sensitivos, la privatización del estrés o los crecientes requisitos emocionales de la economía de servicios. Esta generalización del malestar establece las condiciones para que emerja una política radical de la neurodiversidad que se atreva a ir más allá de los límites del reformismo liberal y la ampliación de derechos. Solo desde un enfoque interseccional, en el que el activismo neurodivergente entre en diálogo con las desigualdades de clase, raza, sexo y género, se podrán poner en cuestión las bases mismas del Imperio de la Normalidad, como aporte crucial para la emancipación colectiva.

El imperio de la normalidad. Neurodiversidad y capitalismo - Robert Chapman

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Robert Chapman, desde su experiencia como persona del espectro autista, ofrece una historia materialista de la neurodiversidad, que subraya la relación entre explotación y salud mental. Lo que denomina “el Imperio de la Normalidad” es el conjunto de imposiciones científicas, institucionales, culturales y legales que determinan una clasificación entre lo patológico y lo normal, según su relación con el mandato productivista. En la actualidad, el mundo se transformó en un lugar cada vez más hostil tanto para las personas neurodivergentes como neurotípicas debido a fenómenos como la intensificación de los estímulos sensitivos, la privatización del estrés o los crecientes requisitos emocionales de la economía de servicios. Esta generalización del malestar establece las condiciones para que emerja una política radical de la neurodiversidad que se atreva a ir más allá de los límites del reformismo liberal y la ampliación de derechos. Solo desde un enfoque interseccional, en el que el activismo neurodivergente entre en diálogo con las desigualdades de clase, raza, sexo y género, se podrán poner en cuestión las bases mismas del Imperio de la Normalidad, como aporte crucial para la emancipación colectiva.