"Al comienzo de un viaje en tren, las personas buscan un buen asiento, y algunos de ellos estudian a las personas que ya eligieron su asiento, para ver si serán buenos vecinos.

Ayudaría si cada uno usara un pequeño cartel que dijera de qué manera podríamos o no molestar a otros pasajeros, como por ejemplo: No hablaré por celular; no comeré comida olorosa.

En el mío diría: No hablaré para nada por celular, salvo tal vez una corta comunicación con mi marido al principio del viaje, resumiendo mi visita a la ciudad, o, rara vez, un aviso rápido a alguna amiga para avisar que llego tarde; pero reclinaré mi asiento al máximo, por casi todo el viaje, excepto cuando coma mi almuerzo o mi tentempié; de hecho es posible que ajuste levemente la inclinación de a ratos durante el viaje; tarde o temprano voy a comer algo, generalmente un sándwich, a veces una ensalada o un recipiente de arroz con leche, de hecho dos recipientes de arroz con leche, aunque pequeños; un sandwich, casi siempre de gruyere, con poco queso en realidad, solo una feta, y lechuga y tomate, el sándwich no será notablemente oloroso, al menos en mi opinión; soy lo más prolija que puedo con la ensalada, pero comer ensalada con un tenedor de plástico es incómodo y difícil; soy prolija con el arroz con leche, como bocados pequeños, aunque, cuando remuevo la tapa sellada del recipiente, puede hacer un sonido fuerte por solo un momento; puedo pasármela desenroscando la tapa de mi botella de agua y tomando un trago de agua, especialmente mientras como mi sándwich y hasta aproximadamente una hora después; puedo ser más inquieta que algunos otros pasajeros, y puedo limpiarme las manos varias veces durante el viaje con una pequeña botella de alcohol en gel, a veces me pondría crema para manos después, lo cual implica abrir mi cartera, sacar un neceser, abrirle el cierre y, al terminar, cerrar el cierre y volver a guardarlo en la cartera; pero puedo también sentarme perfectamente quieta por algunos minutos o más mirando por la ventanilla; puedo no hacer otra cosa que leer un libro durante casi todo el viaje, excepto por una caminata por el pasillo al baño y de regreso a mi asiento; pero, otro día, puedo cerrar el libro a cada rato, sacar una pequeña libreta de mi cartera, remover el elástico que la mantiene cerrada, y hacer una anotación en la libreta; o, cuando leo el suplemento de una revista literaria, puedo arrancar páginas para guardarlas, aunque trataré de hacer esto solo cuando el tren esté parado en una estación; por último, después de un día en la ciudad, puedo desatarme los cordones y sacarme los zapatos la mayor parte del viaje, especialmente si los zapatos no son muy cómodos, y apoyar mis pies descalzos sobre los zapatos más que directamente en el piso, o, muy raramente, puedo sacarme los zapatos y ponerme pantuflas, si llevo un par, y dejármelas puestas hasta que ya casi haya llegado a destino; pero los pies están bastante limpios y las uñas de los pies tienen un lindo esmalte rojo oscuro."

Ni puedo ni quiero - Lydia Davis

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"Al comienzo de un viaje en tren, las personas buscan un buen asiento, y algunos de ellos estudian a las personas que ya eligieron su asiento, para ver si serán buenos vecinos.

Ayudaría si cada uno usara un pequeño cartel que dijera de qué manera podríamos o no molestar a otros pasajeros, como por ejemplo: No hablaré por celular; no comeré comida olorosa.

En el mío diría: No hablaré para nada por celular, salvo tal vez una corta comunicación con mi marido al principio del viaje, resumiendo mi visita a la ciudad, o, rara vez, un aviso rápido a alguna amiga para avisar que llego tarde; pero reclinaré mi asiento al máximo, por casi todo el viaje, excepto cuando coma mi almuerzo o mi tentempié; de hecho es posible que ajuste levemente la inclinación de a ratos durante el viaje; tarde o temprano voy a comer algo, generalmente un sándwich, a veces una ensalada o un recipiente de arroz con leche, de hecho dos recipientes de arroz con leche, aunque pequeños; un sandwich, casi siempre de gruyere, con poco queso en realidad, solo una feta, y lechuga y tomate, el sándwich no será notablemente oloroso, al menos en mi opinión; soy lo más prolija que puedo con la ensalada, pero comer ensalada con un tenedor de plástico es incómodo y difícil; soy prolija con el arroz con leche, como bocados pequeños, aunque, cuando remuevo la tapa sellada del recipiente, puede hacer un sonido fuerte por solo un momento; puedo pasármela desenroscando la tapa de mi botella de agua y tomando un trago de agua, especialmente mientras como mi sándwich y hasta aproximadamente una hora después; puedo ser más inquieta que algunos otros pasajeros, y puedo limpiarme las manos varias veces durante el viaje con una pequeña botella de alcohol en gel, a veces me pondría crema para manos después, lo cual implica abrir mi cartera, sacar un neceser, abrirle el cierre y, al terminar, cerrar el cierre y volver a guardarlo en la cartera; pero puedo también sentarme perfectamente quieta por algunos minutos o más mirando por la ventanilla; puedo no hacer otra cosa que leer un libro durante casi todo el viaje, excepto por una caminata por el pasillo al baño y de regreso a mi asiento; pero, otro día, puedo cerrar el libro a cada rato, sacar una pequeña libreta de mi cartera, remover el elástico que la mantiene cerrada, y hacer una anotación en la libreta; o, cuando leo el suplemento de una revista literaria, puedo arrancar páginas para guardarlas, aunque trataré de hacer esto solo cuando el tren esté parado en una estación; por último, después de un día en la ciudad, puedo desatarme los cordones y sacarme los zapatos la mayor parte del viaje, especialmente si los zapatos no son muy cómodos, y apoyar mis pies descalzos sobre los zapatos más que directamente en el piso, o, muy raramente, puedo sacarme los zapatos y ponerme pantuflas, si llevo un par, y dejármelas puestas hasta que ya casi haya llegado a destino; pero los pies están bastante limpios y las uñas de los pies tienen un lindo esmalte rojo oscuro."