Una mañana, Seda despierta y al mirarse al espejo se descubre por primera vez como es, más allá de todo mandato, de cualquier aspiración: ni joven ni bella ni mujer, si por esto entendemos la serie de características que resultan en un ser obediente y paciente, siempre comprensivo, colaborador. A partir de esta revelación, iluminación profana, Seda iniciará un camino de autoexploración que le costará el trabajo, el alquiler, varias amigas y parientas, pero que le dará a cambio la libertad.

Si Sebregondi retrocede, Seda deserta: Ana Ojeda nos mete en la vida de una chica que un día halla que preferiría no hacerlo. Y no lo hace. A partir de ahí, como en una fila de fichas de dominó, su mundo empieza a caer. Fresca y lírica y hermosa esta Seda metamorfa.
Gabriela Cabezón Cámara

Ana Ojeda vuelve a mostrarnos que la potencia de la literatura está en su forma, no en otro lado. Ana Ojeda vuelve a mostrarnos que es el filo de la lengua, antes que el mensaje, el que tiene efectos transformadores. Esta novela nos saca del sopor de lo esperable, de la norma, de-lo-que-hay-que-decir, también en la literatura actual.
Alexandra Kohan

Los cuerpos (o cuerpas), los lazos entre mujeres de distintos tipos, los hombres ausentes, los ambientes laborales hostiles, la familia como grupo extraño y, por momentos, cruel del que somos parte sin decisión propia, son algunos de los mundos que transita Ojeda con humor, desparpajo y crítica profunda.
Claudia Piñeiro

Seda metamorfa - Ana Ojeda

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Una mañana, Seda despierta y al mirarse al espejo se descubre por primera vez como es, más allá de todo mandato, de cualquier aspiración: ni joven ni bella ni mujer, si por esto entendemos la serie de características que resultan en un ser obediente y paciente, siempre comprensivo, colaborador. A partir de esta revelación, iluminación profana, Seda iniciará un camino de autoexploración que le costará el trabajo, el alquiler, varias amigas y parientas, pero que le dará a cambio la libertad.

Si Sebregondi retrocede, Seda deserta: Ana Ojeda nos mete en la vida de una chica que un día halla que preferiría no hacerlo. Y no lo hace. A partir de ahí, como en una fila de fichas de dominó, su mundo empieza a caer. Fresca y lírica y hermosa esta Seda metamorfa.
Gabriela Cabezón Cámara

Ana Ojeda vuelve a mostrarnos que la potencia de la literatura está en su forma, no en otro lado. Ana Ojeda vuelve a mostrarnos que es el filo de la lengua, antes que el mensaje, el que tiene efectos transformadores. Esta novela nos saca del sopor de lo esperable, de la norma, de-lo-que-hay-que-decir, también en la literatura actual.
Alexandra Kohan

Los cuerpos (o cuerpas), los lazos entre mujeres de distintos tipos, los hombres ausentes, los ambientes laborales hostiles, la familia como grupo extraño y, por momentos, cruel del que somos parte sin decisión propia, son algunos de los mundos que transita Ojeda con humor, desparpajo y crítica profunda.
Claudia Piñeiro